martes, 18 de mayo de 2010

Buenos Aires una Jungla.




Después de los cuarenta años en el desierto venir a capital es la travesía mas intensa que puede pasar el hombre.

Hoy salí de mi casa, y desde que crucé la puerta ,no dejaron de pasar cosas hicieron de Buenos Aires, la mas salvajes de las selvas.




  • LIANAS Y ENREDADERAS.

Mi vecino, el señor que tiene un taller de refrigeraron, tiene una pasión entrañable por dejar sus herramientas de trabajo en la calle aguardando a algún paspado como yo, que no mira el piso cuando camina se las lleve puestas. Y si, termine con la manguera hasta la rodilla y la cara besando el suelo.



  • RUGIR DE LAS FIERAS

El barrio donde vivo es zona fabril, y es por eso que los camiones junto con los colectivos y los choferes que llegan tarde hacen que el cruce de las avenidas sean una sinfonía de bocinazos, motores y gritos.



  • LA CASERÍA

Esperar el colectivo no es algo que se pueda hacer sentado. Donde tomo el colectivo es una avenida transitada con 10 lineas de colectivos y un sin numero de autos. Cada vez que llego tengo que estar atento a que el 45 no siga de largo, y esto me puede implicar, tirarme adelante de alguna otra linea o caminar media avenida para que me vea. Esto es una pelea mortal contra la "Tapadita", eso significa que el chofer del 45 se haga el sota yendo por el carril izquierdo, y me deje garpando.



  • ECOSISTEMA

Mientras viajo, no puedo dejar de ver el paisaje de Buenos Aires que junto a el tráfico del centro que circula a paso de buey, la jauría de oficinistas que salen de todos lados tratando de atravesar la estampida de vehículos, los motoqueros se meten en los huecos como piezas del tetris,


Esta vez el chofer con quien viaje es alguien bastante prudente pero no puede resistir a la ciudad que hace brotar el instinto animal de uno. Cuando llegamos a constitución una parva de personas esperando a varias lineas, todos en medio de la calle, cuando ya estaban todos los pasajeros arriba, una oveja disfrazada de empleado de limpieza se metió entre los gigantes colectivos, y casi se queda aplastada por el 100 y el 45.



  • HUIDA

Con motivo de celebrar el bicentenario tenemos la dicha de tener las avenida 9 de julio cerrada por los escenarios. Esto provoca que el 45 se desvié su recorrido hacia el bajo, sorteando las calles empedradas, los cadetes, las señora con muchas bolsas, las camionetas de descargas, el abuelo que cruza la calle, el perro que se asusta y queda paralizado en medio de la calle, y turistas que se pierden y se quedan viendo el mapa en las esquinas, el auto que viene tocando bocina desde mitad de cuadra para pasar primero en la esquina.

En conclusión mi vida en Buenos Aires es igual o peor a la de Tarzán, a diferencia que no tengo una chimpancé de amigo.






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