El grupo estaba de excursión, en alegre jornada, cuando aparece a lo lejos un niño de unos ocho años que trae sobre sus hombros a otro más pequeñito, como de tres. Su rostro era ardiente, tostadito como el de todos los campesinos del lugar. Más expresivo quizás al pasar a nuestro lado, pero incapaz de ocultar un cierto cansancio, producido sin duda
por la distancia, lo difícil del camino y el peso del niño. Para dar calor humano y aliento al pobre niño, pregunté con tono de cariñosa cercanía: "Qué, amigo, ¿pesa mucho?..." Y él, con inefable expresión de cara y encogimiento de hombros, que encerraban gran carga de amor, de valor y resignación, dice con fuerza y decisión: "No pesa, es mi hermano", y agarrando más fuertemente al pequeño, que sonríe y saluda con su manita derecha, echa una corta y lenta carrerita haciendo saltar con gracia a su hermanito que aún mira una vez atrás para sonreír. (Autor desconocido)
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3 comentarios:
me gusta mucho esta historia, habla del amor particular hacia el hermano. Esto va dedicado a las persona que Amo con locura!!Lucas y Anto.
Cuando tenía 14 años recibí una tarjeta que provenía de mi hermano, con una imagen similar y esa frase tan bella que sólo los hermanos la podemos sentir: "No pesa es mi hermano".
Era la primera vez que nos separábamos de una manera tan permanente, él acababa de ingresar a la escuela de cadetes y yo a la clínica san Juan de Dios.
Nos necesitamos uno al otro, por lo que cada quien llevaba alegría a su hermano.
Lo cuento como una grata experiencia, yo que aprendí a caminar a los 6 años... y adivinen quién me llevaba
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